lunes, 17 de mayo de 2010

USOS Y COSTUMBRES


Sus hábitos de vida eran semejantes a los aborígenes patagónicos, particularmente su economía.

Eran recolectores de piñones de araucaria y pinos, frutos comestibles de sabor dulce, con los cuales elaboraban pan y una bebida fermentada semejante a la chicha. También recogían los frutos de otros árboles como molles y algarrobos. Esta actividad la realizaban una vez por año, y lo que no se consumía era almacenado en silos construidos debajo de la tierra para ser utilizados en épocas de sequía o de rigurosas heladas.

Cazaban venados, ñandúes, guanacos. Estas cacerías que les demandaban caminar muchos kilómetros en terrenos no precisamente llanos, las realizaban mediante arco y flecha, boleadoras de dos bolas. Cuando se produjo su araucanización, adoptaron la lanza larga.

El cuero que obtenían de los venados y guanacos, tenía múltiples usos. Desde las construcción y la fabricación de paredes y techos de toldos, hasta prendas de vestir y recipientes para contener líquidos. Con las plumas de ñandú y otras aves, hacían hermosos adornos que acompañaban sus vestimentas.

Estaban asentados cerca de cuencas lacustres, por lo tanto sabían construir canoas de juncos; y de los Huarpes, sus vecinos mendocinos, aprendieron la técnica de la cestería.

Practicaron el comercio con sus vecinos Mapuches, y como ellos mantuvieron una durísima lucha contra los españoles.

Intercambiaban caballos por vestidos, esta práctica, conocida como trueque los relacionaba con sus vecinos aborígenes y los españoles.

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